El Adviento debe de ser un tiempo importante en nuestra vida.

“Anunciad a todos los pueblos y decidles: Mirad, Dios viene, nuestro Salvador”. Todo se concentra en una expresión, “Dios viene” y contiene una hondura sugestiva siempre nueva, sobre todo en estos momentos que estamos viviendo. Cuando por todos los lados nos dicen que hay crisis, cuando hay momentos y circunstancias en los que falta el aliento, cuando hay desajustes diversos, cuando hay problemas de relación y convivencia, cuando también los hay sociales y económicos, cuando se experimenta crisis no solamente económica, sino de valores, no sólo de bienestar, sino de humanidad, qué bueno es escuchar: “Dios viene”.

Esta antífona de Adviento no usa el pasado: “Dios ha venido”; tampoco el futuro: “Dios vendrá”; sino que utiliza el presente: “Dios viene”. Es una acción que se realiza siempre, que está ocurriendo, que ocurre ahora y también en el futuro. En todo momento “Dios viene”. Alude a algo que pertenece a la naturaleza misma de Dios. Anunciar que “Dios viene” es anunciar a Dios mismo a través de uno de sus rasgos esenciales y muy característicos, es el “Dios-que-viene”. El tiempo de Adviento invita a los creyentes a tomar conciencia de esta verdad y, por tanto, nos invita a actuar en nuestra vida coherentemente con esta realidad. En el fondo, se nos está diciendo: despierta! Recuerda siempre que “Dios viene”. Y sé consciente de que viene ahora. No es un Dios que se desinteresa de nosotros y de la historia, sino todo lo contrario. Es un Dios que nunca deja de pensar en nosotros y, respetando nuestra libertad, desea encontrarse con nosotros y visitarnos.

San Pablo usa la palabra venida, “parousia”, en latín “adventus”, de donde viene el término Adviento. Qué significa?. Se puede traducir por “presencia”, “llegada”, “venida”. Con la palabra se quiere decir substancialmente: Dios está aquí, no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado solos. Él entra en mi vida y quiere dirigirse a mí. El Adviento nos invita a detenernos en silencio para captar una presencia. Es invitación a comprender que los acontecimientos de cada día son gestos que Dios nos entrega, signos que evidencian su atención hacia cada uno de nosotros. Nos estimula y nos invita a contemplar al Señor presente.


Un elemento fundamental del Adviento es la espera. El Adviento nos impulsa a entender el sentido del tiempo y de la historia como ocasión de gracia, como ocasión propicia para nuestra salvación. En la vida, el hombre está constantemente a la espera: cuando es niño quiere crecer, cuando es adulto busca la realización y también el éxito, cuando va entrando en años aspira al merecido descanso. La esperanza marca el camino de la humanidad. Pero, siempre está el Señor en este camino? Es verdad que el Señor está presente a lo largo de nuestra vida, nos acompaña, pero no siempre vivimos conscientes de esta compañía.

Cuando el tiempo está cargado de sentido y en cada instante percibo algo específico y positivo, la alegría de la espera hace más valioso el presente. Vivamos el presente proyectándonos hacia un futuro lleno de esperanza. El Adviento es una ocasión para despertar en nosotros el sentido verdadero de la espera. Volvamos el corazón al misterio de Cristo, el Mesías esperado durante muchos siglos que nació en Belén. Al hacerse presente entre nosotros, nos trajo el don de su amor y su salvación. El Adviento es el tiempo de la presencia y de la espera de lo eterno, por eso es tiempo de la alegría. Una alegría que nos hace caminar confiados porque Dios viene.

(D. Carlos Osoro)